viernes, 15 de abril de 2011

"La muerte es sólo un pensamiento, nada más, nada más..."

Me acuerdo de que cuando era una niña, mi hermano y yo pasábamos todos los veranos en la casa de nuestros abuelos en la playa. Ellos tenían una casa en San Bartolo y ninguna otra cosa que hacer que pasar tiempo con sus nietos. Nuestra madre nos llevaba a la playa los domingos en la noche y regresaba por nosotros los sábados en la mañana para pasar el fin de semana con nuestros padres e ir al dentista y a mis clases de arte.

La casa de nuestros abuelos tenía muebles antiguos y emanaba un tenue olor a mar. También había un perro, un cocker negro llamado Mota que vivía en la terraza. La primera vez que lo vi alguien me dijo que ya estaba muy viejo y que no le quedaba mucho tiempo. No era verdad. Yo jugué con ese perro por más de 7 años hasta que un día fui a visitar a mis abuelos y me di cuenta de que la terraza estaba vacía.

Todos los días eran iguales. Me levantaba a las 11 de la mañana y cuando bajaba las escaleras siempre encontraba a mi abuelo leyendo su periódico, siempre en el sofá pegado a la ventana. Tomaba mi desayuno con mi tía Patty y mi prima María, quien tenía 6 años más que yo. No le caía muy bien, hasta el momento en el que nací ella había sido la menor de los nietos y la más engreída, luego vine yo y cambié todo. Sí, tenía razones para resentirme, pero por suerte eso cambiaría con el paso de los años. Después de desayunar íbamos a la playa con mi tía, quien siempre le compraba helados al mismo heladero que se llamaba Martín y conocía mi casa, así que podíamos pedirle fiado todos los helados que quisiéramos y luego mi abuelo los pagaría. Él nunca se negaba a cumplirnos un capricho, a ninguno de sus nietos. Cuando mi tía no estaba, nos llevaba al club Náutico, donde había una balsa. Yo tenía miedo de nadar en aquellas aguas verdosas y saladas, así que me quedaba en la piscina con mi abuela y mi hermano, pero mi abuelo amaba el mar y siempre nadaba hasta la balsa y podía quedarse horas bronceándose en aquel cuadradito de madera en medio de las olas. Cuando regresaba a la orilla, subía las escaleras y su cadena de plata brillaba al sol, se veía muy joven y atlético a pesar de que entonces ya tenía como sesenta años. Mi abuelo tenía una gran cruz de plata en su cadena, y cuando nos dejó, mi abuela me regaló la cadenita, pero nunca pudo encontrar la cruz.

Después de los largos días en la playa regresábamos a la casa y almorzábamos. Después, todos veíamos Mi Bella Genio y Encantada en la televisión. En ese entonces aún no llegaba el cable a la playa, así que todos los días veíamos los mismos programas. También jugaba a las cartas con mi abuela y sus amigas, y como ella ama los crucigramas, a veces la ayudaba con las palabras en inglés. Era lo único con lo que podía ayudarla, ni siquiera ahora con secundaria completa y un año de universidad podría ganarle en los crucigramas. Mi abuela tiene pocos pasatiempos, pero en los pocos que tiene es muy, muy buena.

Pasaron los años hasta que un día mi abuela me presentó a las nietas de su mejor amiga y dejé de pasar las tardes en la casa para salir con ellas. Con mis nuevas amigas conocí a muchas personas de mi edad y los días quedarme a ver televisión y nadar en la piscina sólo con mi abuela y mi hermano terminaron, pero tendré por siempre los recuerdos de esos días cálidos y tranquilos, cuando no tenía absolutamente nada que hacer, y era feliz sin saberlo.



miércoles, 23 de febrero de 2011

Te amo (no te la creas, yo sólo amo a mi perro)



La vida, antes y después de que las hormonas tengan una orgía en tu cerebro.




The sky is so delightfully orange, so delightfully soft, so delightfully eatable.
The sky is a freaking chizito, see what I mean?
I swear, honey, that if I only knew how to love, you´d be the sun in my mornings and I´d be the moon in your darkest night.
But don’t expect much, I feel, but never act on it; just ask my parents, whom I love very much but they have NO clue.
I can hear you in the silence of a park, I can taste your mouth in the clouds, I can see your eyes in the black sky.
Actually, those are just stars, and your eyes could hardly compare to the beauty of a dying ball of shining gas; but, ok, let’s say I DO see your eyes in the black sky.
Maybe one day I´ll open the box in my chest and give you the remains of what was once a beating heart. Will you keep them or burn them? That’s the part that makes me shiver, honey, not knowing what you will do.
You know what also makes me shiver? Your coldness. I mean, I’m baring my soul here and you’re just reading it like if they were the news, come on!
My hair is dancing like the leaves in the trees, like the promises we made in silence, like the question that no one dares to utter.
This may kill the romanticism but I’m just gonna say it: you love me or what?
It’s just that when our fingers intertwine I’m torn in two. Take or give? Take away the bliss form my soul, or give you every piece of myself, even the useless broken ones.
Just in case it´s not yet clear, I’m broken inside. It´s some oblivious teenager’s fault, he probably has no idea of what he did to me. But, you know me, always keen to take a bullet in the chest for a hot guy!
I don’t want to share. I don’t want to lose. I don’t want you to go…
I know I’m starting to sound a little psycho, but love is what it is, you have to embrace the insanity if you want the real thing. Which is: … seeing me naked?
But I don’t want to stay
I have no clue of what could make me happy.  I thought it could be you, but I think I’m just gonna go ask a prescription for Prozac.
I hate feelings.
Pero los extraño.

lunes, 21 de febrero de 2011

Drizzle and Hurricane

"I wanted so badly to lie down next to her on the couch, to wrap my arms around her and sleep. Not fuck, like in those movies. Not even have sex. Just sleep together, in the most innocent sense of the phrase. But I lacked the courage and she had a boyfriend and I was gawky and she was gorgeous and I was hopelessly boring and she was endlessly fascinating. So I walked back to my room and collapsed on the bottom bunk, thinking that if people were rain, I was drizzle and she was hurricane."

- John Green, Looking for Alaska.



Dj failure



Musica.

miércoles, 2 de febrero de 2011

No, no sé qué es el amor, ¿se come?

Inhala la esencia marina, exhala nubes terrenales. Luego bota el cigarrillo y toma mi mano.

Caminemos por el malecón desértico, ¿no los oyes? Los murmullos de los sueños que terminaron en la playa, arrastrados por el mar. Los nombres en la arena de dos amantes que ya no lo son se lamentan con cada ola que los desvanece un poco más. Un punto brillante en el horizonte se apaga poco a poco. Cómo quisiera tenerlo entre mis dedos, meterlo en una caja, ponerle un lazo rojo y hacerlo tuyo.

Significas una puesta de sol para mí.

En la arena hay un historial de la mañana. Aquel castillo fue levantado por un padre y su hija con objetos que encontraron bajo la arena. Aquellas pisadas fueron hechas por una viejecilla que  le sonreía al mar y renegaba a los bañistas. Aquel hueco lo excavó un niño que juró que llegaría a China y escribiría sus propias galletas de la fortuna.

Aquellos trazos en la arena son nuestros. Son sentimientos y promesa. Yo los escribí para ti, y tú los leíste y escribiste los tuyos.

Ahora siéntate conmigo y, como muchos otros antes de nosotros, miremos la puesta de sol mientras las olas borran nuestras palabras de la arena.