jueves, 17 de junio de 2010

Feliz cumpleaños a mí, maquetas y Red Bull

De domingo a lunes no dormí un carajo.

El sábado me fui a barranco a celebrar mi cumpleaños (una basura total, no tengo ni ganas de relatar), y me acosté a eso de las 4. El domingo 13, día de mi cumpleaños, mis abuelas me despertaron a las 8am (tras 4 miserables horas de sueño) cantándome las benditas mañanitas del rey David y  mi viejo estaba incluso tocando la guitarra. El fracaso de la noche anterior aún me irritaba así que sólo quería tirarles cosas para que me dejen seguir durmiendo.

Una vez que el grupete y su odiosa canción bajaron a desayunar quise intentar volver a dormir, pero mi madre entró,  y después de un efusivo abrazo de cumpleaños me quitó las sábanas, abrió las cortinas, corrió la ventana y llamó al perro para que se suba a mi cama y me moleste un rato.

Mi sueño se fue al diablo.

Pasé todo el día atendiendo invitados, y mi estrés se acrecentaba conforme pasaban las horas porque, para variar, tenía entrega de maqueta el lunes y no había hecho nadita. Finalmente a las 10pm empecé a hacerla con una amiga que se quedó (otra que sufre con arquitectura) para ayudarme.

Esa noche nos metimos 2 Red Bulls y ella finalmente cayó muerta a eso de las 5am, yo me quedé de largo porque también tenía que hacer un trabajo de historia y mandarlo antes de las 9am  y estudiar mate para mi prueba de la 1pm. Mi amiga se fue a las 8am y yo seguí trabajando. Mandé el trabajo y continué con mi maqueta.

Me volé la clase de las 9 y la de las 11 para continuar con la bendita maqueta. Sentía que mis ojos tenían pegamento y abrirlos requería esfuerzos hercúleos así que le pedí a mi empleada que me compre un Burn.
Y con eso ya eran: 2 Red Bull + 1 Burn.

Probablemente fue ese Burn el que me quemó las neuronas.

En ese punto ya no estaba hablando, balbuceaba incoherencias y cortaba en zigzag donde debería haber cortado líneas rectas. A las 12:30 tenía un cuarto de la maqueta y el cerebro con huequitos.

Llegué a mi prueba de mate y empezó lo bueno.

2x+6…
“No, tiene que estar mal, el seis no va con el dos, no se llevan bien, el ocho se podría molestar. Creo que sale 4”

2x+4…
“El cuatro se me está yendo, qué hago, ¿lo amarro? Tal vez si dibujo una soga… Creo que voy a hacer la proyección* de la ecuación”

Tras pensarla un rato (porque, según yo, obviamente los números son cuerpos con volumen que pueden ser dibujados y pintados con colores y plumones sobrevaluados), me vino un segundo de lucidez y tras una bofeteada volví al examen.

Halle la ecuación de la hipérbola con los siguientes datos…
“¿Qué era una hipérbola? Una híper bola, una súper bola, no, no es una bola, es un… Un… Mierda, muero de sueño. Maldita bola”

Me pasé todo el examen alucinando y aplastándome el pecho porque sentía que mi corazón quería romper mi esternón de una patada y ponerse a bailar tecno cumbia sobre la mesa. Cuando entregué la prueba no me acordaba un carajo de lo que había hecho, si es que hice algo.

De ahí, tengo flashes de mi yo delirante flotar por la universidad, presentar una basura de maqueta que consiguió un nueve, decir un par de incoherencias y reírse sin saber de qué; luego un taxi y de ahí mi cama.
Nunca más, en la vida, tomo un cochino Red Bull. JAMÁS.

Al menos eso es lo que dije el martes cuando me desperté después de dormir 12 horas (de 7pm a 7am), ahora mi convicción ya no es tan fuerte dado que mañana tengo otra entrega de maqueta y estoy buscando mi billetera para ir a comprar más Red Bull.

Ahh, la vida de un arquitecto.





*Proyección: En mi delirio me refiero al hecho de dibujar la planta, la elevación frontal y lateral de un cuerpo. Son cosas de dibujo arquitectónico, o sea, nada que ver con mates, o sea, estaba ree huevón.

miércoles, 9 de junio de 2010

Bite me


Hoy de la nada me dieron ganas de escribir. Fácil fue porque me puse a leer el blog de una chica (que creo que es bi) y se parecía a lo que yo escribía. Me entró la nostalgia, carajo.
Ahora que lo pienso, no recuerdo cómo rayos terminé leyendo su blog, antes estaba en su fotolog, y antes en el fotolog de alguien más… Pero si yo no tengo fotolog (aka: antro de floggers, emos, y otra gente con el ego tan hinchado como sus pelotas), entonces, ¿cómo llegué ahí?
¿Y por qué me importa?
Neh, no me importa.
Volviendo a mi vida, o mejor dicho, volviendo a ese pedacito de ser humano que queda de mí después de que mi carrera se comiera todo lo demás, estoy masomenos bien. Mis maquetas son buenas, eran buenas, ahora están raras, debo volver a mis raíces. Mis dibujos son buenos, pero, diablos, me siento jodidamente estresada cuando tengo que hacer planos. Como por ejemplo, ahora. Por eso intento relajarme un rato escribiendo aquí antes de ahogarme por 3 horas entre mis escuadras y la precisión milimétrica de mi escalímetro.
Extraño el colegio.
Neh, en realidad no.
Extraño a la gente y la vida fácil.
Sí, eso es más preciso.
El otro día vi un comercial de un té que supuestamente mejora tus capacidades de concentración. En el comercial ponían a una señora que acababa de terminar un largo trabajo y en vez de poner guardar, ponía cerrar; a esto le seguía una mirada asesina de su compañera. Pobre boba. Realmente creo que necesito ese té porque últimamente estoy siendo demasiado bruta, brutaza, casi como la pava del comercial. No, nunca tanto. El martes llegué tardísimo a mi clase de Dibujo porque tomé la S me olvidé de decirle dónde bajaba. El puto micrito se pasó de largo la universidad y cuando empezaba a decirle su vida al cobrador me acordé de que no me había acordado de avisar que bajaba ahí. Ah, maldición. Salí de la custer 10 cuadras más adelante y más roja que la lata de coca cola. Algo parecido me pasó hoy cuando iba a mi clase de las 3.
Salí de mi casa a las 3:10 (hora aceptable considerando mis usuales tradanzas), y cuando llegué al paradero me di cuenta de que había dejado las fotos (tarea) en mi casa = Regresar.
Luego de recoger las fotos estaba  a una cuadra del paradero cuando me acordé del UHU = Regresar.
No había UHU en la casa = Metro y su cola de 80 horas.
Después de comprar el UHU me di cuenta de que ya no tenía plata, así que me resigné a tomar micro. Pasó una custer roja con blanco y me subí, sólo para que 3 minutos después me dé cuenta de que ESE NO ERA MI MICRO. ¿Quién fue el imbécil al que se le ocurrió diseñar la B igual a la S? ¿Quién, para que le rompa la cara con mi nueva escuadra brillante y filuda??
Me bajé en el polo, me metí al cajero y tomé un taxi que finalmente me dejó en la puerta de la universidad.
Odio el transporte público, lo odio, lo odio, lo odio. Cómo desearía no gastar todo mi dinero en Redbull para así no tener que someterme NUNCA a la tortura que son los micros (sea C, S, B, o cualquier letra del abecedario).
Conclusión: Muerte a las custers.
 O podría empezar a tomar el susodicho té milagroso, me da la impresión de que es una solución más práctica.
En fin, ahora sí ya me voy, esos dibujos no se van a hacer solos y el que diseñó la B ya debe ser un anciano apachurrable así que mejor le doy mejor uso a mi escuadra y me pongo a trabajar.


Adiós, lectores inexistentes.