Comencemos.
Escena 1
Figuras en la oscuridad, sombras y brillos indefinidos, palabrería sin sentido. No es el calentamiento de un escritor anonado, es el inicio cuando nada es todo, y tus besos son fuego mudo.
Bailemos al compás del corazón biónico. Bésame otra vez. Necesito un recordatorio de esta noche, algo que me haga regresar de este trance, las luces y fragancias me están entumeciendo. Si tus manos dejan de dibujar memorias en mi piel, voy a caer. No me sueltes nunca, no me dejes nunca, nunca es hoy.
Escena 2
Tus dedos se desprenden de los míos, tus labios se alejan, ya no siento tu fragancia. No… Soy un niño necesitado, no te vayas. Tú eres muda, pero podría jurar que oigo el sonido de tus tacones al alejarte. Estiro un brazo desesperadamente, te has vuelto aire.
Nuevamente me hundo en el trance idílico al que estoy acostumbrado. La atmósfera baila alrededor mío y el recuerdo que tú has dejado me eleva al infierno. No, el trance es inútil, no puedo dejarme llevar cuando mis ojos no hacen más que buscarte.
Regresa… Iré por ti.
Escena 3
Una barrera de piel y sudor es todo lo que tengo que atravesar. No, no una, cientos de ellos. Y yo sé que tras esta masa de cuerpos móviles pero inconscientes estás tú. Sólo te pido: Déjame buscarte, permíteme encontrarte, no puedo hacerlo sólo.
No camino, floto. Floto en un crisol compacto, guiado por un instinto animal y un deseo que se desprende de mis poros. Y tal vez algo más, pero sólo lo sabré si me vuelvo a hundir en esas lagunas celestes que decoran tu rostro.
Un hormigueo recorre todo mi cuerpo y siento la necesidad de hacer algo estúpido y magnífico. Te he encontrado. Estás rodeada de inconscientes, te voy a rescatar, y luego tus labios me salvarán de mí mismo. Por ahora sólo quiero conocer tu voz, ansío escucharte.
¿Puedes ser mía? ¿Puedo cortarte las alas? ¿Puedo encerrarte en mí?
Rechazo mis líneas y me paro frente a ti.
“Quisiera una escena más, por favor”
Epílogo
No hubo una escena más. Me dedicaste un segundo de tu mirada y volviste a enterrarte en brazos más fuertes, en labios más violentos, en un deseo más básico que el mío. Me tragué mis ilusiones y quise girarme. No conocí tu voz, no le prestaste atención a la mía.
Te levantaste y dejaste a tu captor, el cual se derritió en la silla, complacido. Tu perfume inundó mis pulmones, pero pasaste de largo, subiste al escenario y una luz se iluminó sobre ti. Maldición, eres un ángel endemoniado.
No fue hasta que te desprendiste del vestido, del corpiño y de las medias que lo comprendí. Y no fue hasta que abrazaste al tubo como me habías abrazado a mí que tuve las fuerzas de desviar la mirada.
Me fusioné con la masa inconsciente y me hundí lentamente en los murmullos rítmicos del corazón biónico. Quisiera perder el sentido común. Quisiera perderme a mí mismo. Me encantaría arrancarme la cabeza.
Figuras en la oscuridad, sombras y brillos indefinidos, palabrería sin sentido. No son los delirios de un escritor lacerado, es el final cuando todo es nada, y las pulsaciones de tu cuerpo son lo único que tiene sentido.
Niceness.
ResponderEliminarMe recordó a Mr. Brightside eh :)