Ayer fui a Crisol a comprar una agenda para la universidad. Todos los años en el colegio con mi JOURNAL verde, con el logo del LB y forrado con Vinifan me han dejado con una necesidad de tener algo físico en qué escribir todo lo que tengo que hacer antes de que se hunda en las profundidades de mi amnesia. Después de buscar por casi una hora en el montículo de agendas en Crisol, encontré el último ejemplar de un librito verde limón y empastado que tenía más pinta de cuento infantil que de otra cosa. Era la antiagenda por Renato Cisneros y Robotv. Ya había visto los dibujos de Robotv en su blog así que me compré la agenda en one. Resulta que el nombre de antiagenda viene del uso que se le debe dar. Renato nos incita a usar la agenda como diario, porque según él "es más saludable reportar los planes del pasado que consignar las memorias del futuro". Ok, me atrapó. Realmente no puedo seguir la consigna de la antiagenda porque tengo demasiadas cosas que anotar en ella. En mi primera semana la universidad ya arruinó mi sábado por el exceso de tareas (y porque mi madre quiso ir a la casa de playa a las 10 de la noche cuando comenzó la fiesta del vecino). Pero puedo intentar hacer lo mismo en mi blog. No tengo la vena blogger de M, de verdad, ni siquiera sé por qué me hice un blog en primer lugar. Fue como adquirir una mascota por la única razón de que la estaban regalando en la calle. Ahora siento que debo alimentarla cada cierto tiempo con desvaríos de mi invención (bah, es lo único que produzco), y no puedo hacer lo mismo que hice con mi salamandra con mi blog.
Historia de la Salamandra.
Un domingo caminaba por la calle y vi a un señor con una especie de cordel del cual colgaban no prendas, sino bolsitas con peces y otros bichos. El animal más grande era una salamandra de piel transparente que parecía sofocarse en la pequeñez de su bolsita transparente.
- - ¿Cuánto está la salamandra?
- - 5 soles señorita, y la comida es gratis.
- Ok, ok.
Y fue así como la salamandra Izzie entró a formar parte del repertorio de animales que adquirí por un mero impulso y luego pasaron a ser un gasto de mis viejos. La única diferencia es que esta vez se convirtió en un gasto de mi hermano. Tenía a la salamandra en un táper alargado con una piedra por toda decoración y una bola de gusanos (eso come, sólo por eso aún llama mi atención). Mi hermano se apiadó del bicho y le compró una pecera exageradamente grande de 80 soles y como no había peces chuscos (la salamandra también come peces pequeños) le compró un pez de 8 soles de aperitivo.
Mi hermano está loco.
Parece que:
a) a) La salamandra no tiene gustos gourmet.
b) b) El pez ficho es demasiado veloz
Porque hasta ahora el pez está vivo e Izzie sigue comiendo puros gusanos, comprados por mi hermano, claro.
¿Por qué hablé de mi salamandra?
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… AHH, la antiagenda.
Vamos a ver si ese pequeño libro verde limón me ayuda con la desorganización que caracteriza mi vida. Y prometo intentar escribir una versión online de lo que debió ser mi antiagenda propiamente usada semanalmente.
Estoy hojeando mi agenda, que lindos dibujos, el 80 por ciento son personitas mostrando sus genitales caricaturizados. Y cada semana Renato transcribe un par de líneas de su propio diario que ocurrió en ése día pero en otro año.
“Mi papá celebraría hoy 72 años. Todos fueron al cementerio. Yo me quedé. En la tele pasaron Terminator II. (1998)”
Tengo mucha tarea. Mucha, mucha tarea.Tengo que dibujar un rocoto.
Cambio y fuera.
mi agenda la uso de agenda y diario. normalmente no tengo mucho agendencial que escribir y termino poniendo lo nuevo que hice en el día
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